LA TORZIDA EN EL MELEENCUENTRO
El pasado fin de semana, un grupo de cuatro selectos Torzidos acudieron al encuentro en Barbadillo-Salas organizado por los Gurús, o como a nosotros nos gusta llamarlo, al Meleencuentro.

Salimos el viernes de Valladolid a primera hora de la tarde porque teníamos más de dos horas de coche hasta Barbadillo de Herreros y queríamos viajar con luz… Pero se nos fue de las manos la prontitud, y cuando llegamos al albergue resultó que éramos los primeros!! (hito en la historia de La Torzida). Así que nos fuimos al bar a tomar la primera cerveza del encuentro mientras iban llegando los Trokos, los Gurús… y la encargada del albergue con la llave.
Una vez instalados, esperamos pacientemente a nuestro mestre Antonio Monedero “Toñako” para empezar a cenar las toneladas y toneladas de empanadas, tortillas, croquetas, y demás manjares que la gente se había currado para compartir. Y después, obligatorio en todos los encuentros, ronda de juegos!! Pero sin trasnochar mucho, que al día siguiente nos esperaba un duro día de talleres.


El sábado nos levantamos con alegría, desayunamos y cogimos los coches en dirección a Salas de los Infantes, donde nos habían cedido un espacio para los ensayos. Toño nos enseñó varios ritmos nuevos basados en temas de Funk’n Lata, Carlinhos Brown (Magalenha) o Timbalada (Sambaê) entre otros. Tras la comida, unas rondas de técnica rítmica y vuelta al repaso para tener todo controlado para el pasacalles del domingo.

La noche del sábado, con los participantes del encuentro al completo, fue más movidita que la del viernes, y a pesar de que le habíamos prometido a nuestro escéptico mestre que nos levantaríamos pronto para un repaso, eso no nos impidió que nos quitásemos varias horas de sueño jugando al psicólogo, a furor y cantando, o mejor dicho, perpetrando canciones con los instrumentos que mágicamente aparecieron en nuestras manos.

Y el domingo, como buenos y obedientes sambistas, llegamos al ensayo previo y tras calentar las manos, salimos a enfrentarnos con el frío y el viento burgalés en un bolo que más bien fue un pasabares por la cantidad de veces que tuvimos que cambiar de ubicación para no salir volando con instrumento y todo. Pero como siempre en estos casos, el público vermutero quedó encantado con nosotros, y felices y contentos nos fuimos a comer todos juntos como colofón a un gran fin de semana de samba y amistad Gurú-Troko-Torzida.
¡¡Hasta pronto!!

