Encuentro Guru-zida
El finde pasado ha sido muy especial para la Torzida, llevábamos semanas esperando con mucha ilusión a este encuentro entre los blocos la Torzida, los Gurús y unos representantes del TrokoBloco.
La Torzida y los Gurús tienen mucha historia juntos, cantidad de festivales y encuentros, talleres y, sobre todo, mucha hermandad a nivel personal. Los Mestres de los blocos han tocado juntos en muchas ocasiones y hay varios integrantes que en diferentes momentos han estado formando parte de ambos grupos.
El encuentro tuvo lugar en un bonito pueblo llamado Sepúlveda, situado justo al lado del rio Duratón, donde uno puede tener una maravillosa escapada para todos los gustos: pasear, montar en canoas o piraguas, o simplemente disfrutar del paisaje. Llegando hasta allí todos hemos podido apreciar unas preciosas vistas de la zona que podría llamarse “El Grand Canyon de España” J
Algunos llegaron el viernes y han empezado disfrutar de la mutua compañía y del encanto del pueblo, pero la mayoría de la gente llegó el sábado por la mañana. Después de coger energía desayunando y saludarse con los recién llegados, todo el mundo se colgó los instrumentos para empezar el taller de Alberto Rasta. El tiempo pasó volando y se notaba ese ambiente especial que dominaba en la sala. Los tres blocos juntos, tocando y disfrutando de la música que tanto nos une a todos…
Los tres ritmos que nos enseñó el mestre Alberto han sido tan buenos que costaba elegir el favorito entre el Funky, Cachorro Latino y la Salsa (creado por el propio Alberto). Aun así, hay que reconocer que la salsa conquistó la sala con su ritmo y todo el mundo bailaba al son del cencerro.
Después del vermut y comida volvimos a coger los instrumentos y ensayar un par de horas más. Luego llegó la cena, celebración de cumpleaños de un gurulero y una serie de juegos y actividades (como el juego de canciones o la innovación “vaso para adelante, vaso para atrás”) para pasar el rato entretenidos.
El día siguiente estaba planificado un pequeño repaso y una actuación en la Plaza Mayor del pueblo. Aunque el tiempo no nos ha permitido tocar fuera, tuvimos un gran ensayo dentro del albergue que ninguno queríamos que se acabase. Después de la comida empezamos a recoger nuestras cosas y a despedirnos unos de otros.
Incluso las aventuras de las llaves y sudaderas perdidas no han podido estropear este bonito rato que hemos pasado juntos. La gente se quedó con ganas de repetir y hacer de este encuentro una larga tradición.
Así que dentro de nada buscaremos otra ocasión para juntarse y seguir disfrutando de las amistades y de la música. ¡Axé!
